Avanzar en la carretera desde Siguatepeque en dirección a La
Esperanza, Intibucá, tiene una parada obligada, una bella laguna localizada al
margen izquierdo de la carretera, un cuerpo de agua fascinante que la mayor
parte del tiempo pasa cubierta con niebla, un nombre particular que a muchos
confunde, Madre Vieja, nombre que pareciera asociarse a figuras
matriarcales posiblemente de los pobladores originales de ese lugar como son
los lencas.
Tomando una calle de tierra y adentrándose en el área rural,
otra belleza, Chiligatoro, una laguna donde el aire lenca se respira por
todos lados, aires indígenas en un entorno verde, un sitio donde el misticismo
comienza a ser tangible.
Hay un dato que la mayoría desconoce alrededor de estas
lagunas y son las leyendas y creencias que Anne Chapman nos revela en el libro
“Los hijos del Copal y La Candela” del cual les presentamos un extracto a continuación:
..Allá por 1965, se pagaba a la laguna con pollos y
ofrendas, actos que se realizaban por medio del delegado de la aldea de
Chiligatoro a través de un rezador anciano, no pagarle a la laguna tenía
consecuencias amenazantes ya que se convertía en laguna “traga gentes”, el
no realizar el pago hacía que un toro apareciera en medio de la laguna
esto como signo que “el dueño” o duende reclamaba su merecido pago…
Pero él no cumplir con el pago hacía que “el dueño” tomara
la vida de criaturas dentro del vientre materno, de aquellas mujeres que
llegaban a la ribera de la laguna a pescar, pero eso no era todo ya que también
“el dueño” podría tomar la laguna y llevársela a otro lado o bien darle órdenes
a los “Managuas” para que ellos lo hicieran utilizando cascarones de huevos en
medio de tormentas, los managuas, ángeles malos y picaros que están a las
órdenes de los duendes o dueños de las lagunas…
-Esta creencia de que los dueños o los managuas cambiaban de
sitio a las lagunas también eran alimentadas por acciones realizadas por el
hombre tal como lo sucedido en las lagunas de Madre Vieja y Chiligatoro, cuando
se hicieron presas que hicieron que las lagunas “cambiaran de lugar” y se
mantuvieran llenas- es así que los pobladores de la zona creyeron que la laguna
Madre Vieja fue trasladada cerca del pueblo de San Juan y la de Chiligatoro al
pueblo de San Miguelito.
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